DIEZ

Silencio. Desde luego ya te vale, tú ni “Entre fantasmas”, ni Anne Germain ni gaitas en vinagre, no te has dignado a decir hola ni moviendo un vaso sobre la mesa. Supongo que estarás muy a gustito donde estás, pero en diez años podrías haber pasado a saludar o algo. Me pregunto que tipo de fantasma serías, si uno de esos gamberros que abren cajones, o de los que aparecen dando sustos en las noches de tormenta. Pero los fantasmas no existen, y si tenía alguna duda a estas alturas ya me ha quedado claro. Aunque, para ser sincera, recuerdo con absoluta claridad un breve sueño que tuve al poco tiempo de marcharte. Yo nunca recuerdo los sueños, así que puede que sí hayas aparecido en ellos alguna otra vez, pero ese lo recuerdo claramente. Mamá y yo en mi habitación (en la de su casa, aunque yo ya no vivía allí). Cada una sentada en una cama, charlando. De repente, suena un móvil. Está sobre la cama, es el tuyo. Y en el visor, tu nombre. Imposible, no puede entrar una llamada de un móvil a ese mismo móvil. Entonces yo descuelgo, algo sorprendida pero no asustada ni alarmada, pero nadie habla al otro lado. Aún así yo pregunto “¿estás ahí?, ¿David?….” Nada. “¿Hola? ¿dime, estás bien?, ¿qué haces?”…. Y entonces sí. Tu voz, y una sola palabra. “Jugar”.

“Jugar”, no sabes cuantas veces he recordado esa palabra tuya que sin embargo nunca me dijiste. Cuando pienso cómo puedes estar en el lugar no físico en el que sea que estés, siempre me viene esa palabra con tu propia voz. Lo que hago es jugar, disfrutar, divertirme. Y, tonta de mi, me consuela mogollón.

Diez años son muchos años, una vida entera. Yo pensaba que a estas alturas el famoso tiempo que lo cura todo ya habría hecho su trabajo, pero no, ¡es mentira! Entre mis planes estaba hacer un vídeo con las pocas imágenes tuyas que tengo, pero he sido incapaz. Todo llegará, lo haré seguro, pero no este año.

Me siento como si hace diez años hubiera tenido un accidente, y hubiera perdido una pierna. Al principio sangró y dolió. Me negué a vivir sin ella, ¡imposible! Con 29 años, cómo asumir algo así, mutilada para siempre. Pero un día tuve que ir dejando los calmantes, e intentar aprender a caminar de nuevo, cayéndome muchas veces y levantándome muy pocas. Me ayudaban a ponerme de pie, pero mi voluntad era quedarme tirada en el suelo. Tardé mucho en caminar, pero un día tuve que hacerlo, bien amarrada a los que tenía cerca. Claro, la herida ya no dolía tanto, sólo picaba, y poco a poco no me quedó otra que aprender a vestirme para disimular que faltaba esa pierna, e intentar caminar solita y tirar hacia delante. Así ha sido, caminando con bastón, reforzando la otra pierna, y para adelante. A estas alturas es como si tuviera una prótesis de esas que te permiten hasta correr, y hacer una vida muy normal. Pero cuando llega la noche, la prótesis hay que quitársela, y mi pierna sigue sin estar. Seguiré estando coja para siempre, aunque ahora haya aprendido a vivir sin ella. La gente que tengo cerca y sabe lo que me ocurrió, llega a olvidar que camino en falso. Y los que no lo saben, no notan nada raro en mi forma de caminar.

Mi vida está llena de gente preciosa, sobre todo mis peques y el resto de la familia, pero también buenos amigos, de los de antes y también otros que se han subido al barco ahora. También en estos años he vivido buenísimos y geniales momentos, y estoy segura de que aún me quedan muchos otros por disfrutar. Y he aprendido que echarte de menos es compatible con los momentos de felicidad. También he conocido a muchos otros mutilados emocionales que siguen sus vidas, más o menos erguidos pero siguen. Pero tú esto ya lo sabes, tú y yo sabemos que de vez en cuando te pongo al día de cómo me van las cosas, pero como te decía al empezar, tú no te asomas al mundo mortal ni por equivocación así que es una conversación-monólogo. Salvo una vez al año, esta, en que pongo los altavoces y comparto mis palabras para ti con el resto del mundo, con la esperanza de que otros que te conocieron te dediquen un pensamiento y un buen recuerdo.

Yo, ya lo sabes, te quiero hermano.

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Una respuesta a DIEZ

  1. Nacho dijo:

    Hola amiga. Los fantasmas no existen. Pero si los ángeles en el cielo. Lo que pasa es que alli no hay móviles. Dentro de muchos años habrá que ir directamente a ver a la gente. A ver a David. Mientras tanto, está esperando…

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